El compromiso es de trabajar en el idioma y cultura de la etnia.
Muchos afirman que la cultura y el idioma van juntos y son inseparables, por eso es necesario aprender no sólo el idioma sino también la cultura. Cuando el misionero aprende la cultura de las personas y la forma como ven el mundo, entienden mejor el idioma de ellos. Como alguien enviado a transmitir el mensaje de Jesucristo, la habilidad para comunicarse en medio de un idioma diferente, así como llevar dicho mensaje de acuerdo a la cultura que lo recibe; es fundamental.
Tanto la cultura como el idioma son expresiones de los supuestos que están debajo de la cosmovisión de la etnia y deben ser aprendidos correctamente para descubrir la cosmovisión de un pueblo.
Idioma: Para alcanzar una etnia el misionero deberá aprender bien el idioma del lugar donde estará ministrando si desea tener un profundo impacto. El misionero necesita aprender alguna de las lenguas básicas (inglés, árabe, francés, etc.) y luego el idioma o dialecto de la etnia específica a alcanzar. De allí la importancia de la lingüística, la fonética y la morfología en el aprendizaje de nuevos idiomas para tu trabajo en el campo.
El aprendizaje de un idioma es una actividad social y no únicamente de estudio, que ayudará al misionero a familiarizarse con la gente y su cultura.
“Aprender un idioma es un proceso complejo que implica un contacto cultural, centenares de horas de trabajo duro, estudio intencional y un objetivo claro en mente. O sea, nadie lo consigue si no está motivado”. Ronaldo Lidorio, misionero brasilero y maestro de misiones.
“Cuando las personas del país vieron que yo sabía su idioma, me dijeron que para ellos fue una muestra de respeto y de aprecio hacia ellos que lo hubiera aprendido desde antes”. Misionera en Brasil
Cultura: Un obrero transcultural para aprender una cultura, un idioma y una cosmovisión debe vivir en la etnia no alcanzada y desarrollar relaciones afectivas. Por lo tanto, se asume que los misioneros viven entre las personas a quienes sirven. Por la gracia de Dios, los misioneros deben convertirse en amigos genuinos de la sociedad anfitriona y ganarse el respeto de los individuos, las familias y los líderes. Esto no se debe hacer con falsedad, con el único objetivo de afianzarse en el lugar o volverse influyente, sino para seguir con humildad los principios del reino de Dios. Como miembros activos de una comunidad, los misioneros deben relacionarse con otras personas en contextos en los que se transmiten informalmente los supuestos y valores de la cultura: en casas, mercados, jardines, campos, lugares de visitas informales, casamientos, fiestas de cumpleaños, funerales, celebraciones religiosas, etc. Al vivir de esta manera relacional, se experimentarán y comprenderán los medios informales de comunicar y aprender supuestos y valores de la cosmovisión.
Alcanzar estos desafíos de adquirir el idioma y adaptarse a la cultura requiere de un compromiso de largo plazo por parte de los “ENVIADORES” y “ENVIADOS”.
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